EL HURACAN KATRINA PONE DE MANIFIESTO LA NATURALEZA IMPERIALISTA DEL SISTEMA
Declaración
de Ray O. Light, EE.UU.
(9-6-05)
La
sangre de los pobres y las víctimas principalmente afroamericanas del huracán
Katrina mancha las manos del régimen de Bush y de los representantes del
imperialismo estadounidense en el Congreso, tanto Republicanos como Demócratas,
ciertamente igual que mancha sus manos la sangre del pueblo iraquí. Y la clase
gobernante estadounidense está inmersa en una guerra cruel tanto en casa como
en el Medio Oriente y en toda la extensión del mundo en la cruel persecución de
la máxima ganancia privada.
Los
devastadores vientos y las riadas del huracán Katrina barrió el manto de
retórica, los engaños y las completas mentiras acerca de la naturaleza del
presente sistema socio-económico que opera en los EE.UU. La cara real del
capitalismo monopolista estadounidense y del imperialismo apareció con el
surgimiento de las víctimas: sobre todo los pobres y los obreros pobres, particularmente
el pueblo afroamericano de Nueva Orleáns. Mucho más rápidamente que cualquier
esfuerzo organizado de rescate de cara a esas víctimas, los dos anteriores
presidentes estadounidenses, Bush padre, un republicano y Bill Clinton, un
demócrata, fueron designados por George W. para encabezar la tentativa de tapar
la desnuda realidad.
Los
liberales y radicales norteamericanos, y los autodenominados revolucionarios
junto con los conservadores y los elementos burgueses ha censurado el fracaso
del sistema, y han exigido que el propio sistema se corrija, intentando
mediante este esfuerzo organizado socorrer al imperialismo americano. La verdad
es justamente lo contrario. El sistema no falló. El capitalismo monopolista y
el imperialismo estadounidense trabajaron de cara a los intereses de la clase
gobernante norteamericana. Como de costumbre fue un negocio.
Por
ejemplo:
1.
En la búsqueda del máximo beneficio a corto plazo para los más grandes
banqueros y capitalistas: "Llevando a cabo una proeza de ingeniería...
dominar el flujo del Mississippi y convirtiéndolo en uno de los más ricos
canales de navegación del mundo... [a] un duro precio: la implacable erosión de
los pantanos, ciénagas e islas que hacían de barreras a lo largo de la costa
que antes actuaban como tope a la crecida súbita de las aguas de las tormentas.
Sin ellos, Nueva Orleáns quedaba indefensa". (Editorial de USA Today
9-2-05)
2.
Durante al menos veinte años, los científicos, activistas ecológicos y otros
ciudadanos preocupados han advertido acerca de las peligrosa y cada vez peores
condiciones de las infraestructuras de Nueva Orleáns. En los últimos cuatro
años o así los funcionarios estatales de Louisiana se han unido a aquellos
exigiendo el plan de restauración de la costa de hace veinte años. Cada año
desde 2001, el régimen de Bush, con la bendición del Congreso, "ha
recortado drásticamente la demanda de Louisiana sobre los fondos para controlar
las riadas" (ibid). El masivo recorte de impuestos para el diez por ciento
de los más ricos de la población combinado con los descomunales gastos públicos
de las guerras imperialistas estadounidenses por la conquista y el control del
petróleo y el gas para mantener la hegemonía económica norteamericana en el
sistema capitalista mundial sirvió a esta misma clase gobernante
estadounidense, mientras que la protección de las vidas de los ciudadanos de
Nueva Orleáns no era una prioridad en absoluto.
3.
La requisa forzosa de todos los automóviles disponibles, los autobuses, los
camiones, los trenes, los aviones, las cruceros, etc. para la evacuación de
quienes carecían de automóvil privado o para el precio de un billete de autobús
habrían interrumpido el flujo norma1 de los negocios para la ganancia privada.
Y esta es una clara prioridad del sistema, la ganancia privada para los ricos
sin importar el gasto para las masas humanas, sobre todo los de los pobres y
los obreros pobres, lo cual explica el por qué no se llevó a cabo ningún
intento de evacuación pública, incluso a pesar de la advertencia previa sobre la
furia del huracán Katrina. Por el contrario, el gobierno cubano bajo la
dirección de Fidel Castro, para el cual el bienestar de la población es una
prioridad, a pesar de la pobreza del país, ha demostrado una puntualidad y de
nuevo una habilidad notable para movilizar a cerca de un millón de sus
ciudadanos de las áreas donde los huracanes amenazaban con desatar una
destrucción mortal. Para Bush y la clase gobernante estadounidense, los miles
de vidas de las personas afroamericanas y de los pobres blancos y latinos a
todo lo largo de la Costa del Golfo son liquidables, constituyen sólo una
pequeña preocupación, igual que las vidas de los hombres y mujeres militares
estadounidenses, los niños de los pobres y los obreros pobres que han sido
enviados a matar y ser muertos en la lucha del pueblo de Irak para liberar su
país de la ocupación imperialista estadounidense.
4.
Nueva Orleáns era un puerto importante en el viejo Sur esclavista; hoy es una
ciudad importante de la oprimida nación afro-americana. En 1927 cuando tuvo
lugar el Gran Desbordamiento del Río Mississippi, mientras las familias de los
colonos blancos fueron evacuadas del área, miles de campesinos pobres
afroamericanos (“aparceros”), con riesgo considerable para sus vidas, fueron
obligados por los colonos blancos armados a caballo a fortificar los diques y
casi medio millón de hombres, mujeres y niños afroamericanos fueron obligados a
permanecer en el peligroso área del Delta porque los colonos blancos sabían que
si conseguían salir muchos nunca egresarían voluntariamente a su estado de
semi-esclavitud en el Delta. No es por casualidad que cuando el Katrina
descargó el 70% de la población en Nueva Orleáns fuera todavía afroamericana y
que entre el 20% de las personas (los más pobres de los pobres) a las que se
estima les fue imposible abandonar la ciudad su porcentaje era mucho más alto.
Todo esto es una reflexión acerca de la larga sombra del sistema de las
plantaciones. La habilidad del imperialismo estadounidense para cosechar
superbeneficios del área de Nueva
Orleáns continúa estando basada en la opresión especial del pueblo
afroamericano en su propia tierra.
5.
El aparentemente gran número de pequeños grupos afroamericanos, muchos en
estado de desesperación para hacerse con alguna comida, ropa o techo disponible
y encolerizados por el abandono del gobierno estadounidense en horas de
necesidad, espontáneamente se alzaron en armas. Al parecer, algunos apuntaron a
algunas de las autoridades estadounidense que empezaban a aparecer en Nueva
Orleáns. Para evitar que las víctimas afroamericanas de este desastre desataran
su justificable ira transformándose en el principio de una lucha armada de
liberación nacional afroamericana con base en el Cinturón Negro del Sur, así
como para continuar protegiendo la propiedad privada por encima de la vida
humana, fue dada a los militares estadounidenses enviados a Nueva Orleáns la
orden de Disparar a Matar y el Comandante en Jefe George W. Bush declaró
"Tolerancia Cero" para los "saqueadores" para aquéllos a
quienes él había privado de todo apoyo público.
6.
Finalmente, la inmediata estafa en los precios de las compañías petroleras
estadounidenses de gasolina en todo el país como consecuencia inmediata del
huracán y antes de que en la Costa del Golfo comenzase incluso algún esfuerzo
para socorrer es un notable recordatorio a todos los ciudadanos estadounidense
de a qué clase de intereses sirve el actual gobierno estadounidense, de lo
cuáles son realmente las prioridades de este sistema.
CONCLUSIÓN:
A
corto plazo, la máxima movilización suscitada en los ciudadanos a lo largo de
EE.UU. debe obligar al imperialismo estadounidense a proporcionar comida, ropa
y techo, así como cuidado médico, educación y trabajo a los desplazados.
(“¡Dinero para el Auxilio de huracán, No para la Guerra Imperialista!”) A largo
plazo, el Katrina debe convertirse en un grito de combate para la organización
revolucionaria, para que la furia popular, en lugar de disgregarse en cada
hombre o mujer, pueda dirigirse contra la devastación del capitalismo
monopolista estadounidense y el imperialismo y los aparatos de sus dos partidos
marioneta que enviaron a Nueva Orleáns miles de bolsas para cadáveres, en lugar
de gastar el dinero público en evacuar a miles de personas para salvarlas.
El
Katrina debe convertirse en un grito de combate por la revolución socialista en
todos los EE.UU.: para que los pobres y la clase obrera de los Estados Unidos
se organice contra Bush y la clase gobernante norteamericana, incluyendo a las
compañías petroleras, su guerra de ocupación y pillaje en Irak y en todo el
mundo y su especulación en el interior y para luchar por poner fin al sistema
del beneficio privado. El Katrina debe convertirse en grito de combate por la
liberación nacional afroamericana, para la tierra y el poder estatal, en el
Cinturón Negro del Sur de EE.UU. La creación de una República Democrática
Popular Afroamericana, tal como la del día de hoy en Cuba, que defenderá el
bienestar de su pueblo, es una meta realista. Hoy la Resistencia iraquí está
mostrando la forma.
Recordemos
el Huracán Katrina:
¡INDEPENDENCIA
PARA LA NACIÓN OPRIMIDA AFROAMERICANA!
¡SOCIALISMO
EN EE.UU.!
Ray O. Light
(EE.UU.)